Antiguamente, las pequeñas chozas de la ciudad eran alumbradas por lámparas de aceite, como las que aun se utilizan en los pueblitos. Las calles se alumbraban con candiles de petróleo.
La bombilla eléctrica, el genial invento de Graham Bell, cambió al mundo y se dispersó por el a una velocidad estrepitosa, para 1921 comenzaron a brillar en la ciudad los primeros focos.
La primera Planta de Luz se ubicó en la esquina de Zaragoza y Álvarez, su propietaria fue la Sra. Félix Arzate, pero sólo producía 1000 watts.
En 1931 se instaló la segunda planta de energía eléctrica, ubicada en Melchor Ocampo Esquina con Morelos y Propiedad de la Sra. Esperanza Jaimes.
Posteriormente la compañía Mexicana de Luz y Fuerza del Centro adquirió estas dos plantas y comenzó a brindar un mayor y mejor servicio, hasta que el gobierno Federal creó la Comisión Federal de Electricidad, la cual es la que nos brinda servicio actualmente.
La quejas sobre el servicio de luz son muchas y constantes, la principal es que constantemente hay apagones en la ciudad, lo cual no solo resulta molesto para la población, sino que también daña los aparatos eléctricos, siendo este el principal temor de la gente.
Las calles del municipio se encuentran bien iluminadas, pero desafortunadamente muchas de las lámparas permanecen prendidas de día y de noche a causa del descuido de las personas encargadas y esto ocasiona que rápidamente se termine su vida útil, siendo que una vez que se funden, el responsable tarda mucho tiempo en sustituirlas por nuevas debido a que nadie las reporta o tienen otras cosas que hacer.